-Sin embargo luego ha trabajado en películas en un cine americano más industrial y comercial, como las dos películas de la saga 'Crepúsculo', 'Luna nueva' y 'Eclipse', o 'Noche de miedo'...
-Sí, pero sigo en la línea de intentar aportar una impronta europea, porque ellos también prefieren muchas veces que no sea la luz tan mecánica, que haya una aportación distinta. Yo también quiero buscar un elemento diferenciador de los directores de fotografía americanos, que los hay buenísimos, claro.
-En películas como las dos de la saga 'Crepúsculo', ¿qué autonomía tiene frente a otros aspectos tan importantes como los efectos especiales?
-En 'Luna nueva' quisimos cambiar un poco los tonos azulados de 'Crepúsculo', y la hicimos mucho más romántica, con tonos más cálidos en contraposición con los tonos neutros del ambiente de los vampiros. Y creo que la gente lo apreció. Siempre tienes que pensar por qué haces las cosas, también en este tipo de grandes producciones. En 'Luna nueva' había elementos en el argumento que invitaban a incrementar esa dosis de romanticismo. Los efectos especiales quedaban reducidos a la capacidad física de los vampiros, pero se multiplicaron muchísimo en 'Eclipse'. No estoy de acuerdo con algunas cosas que se hicieron en 'Eclipse', pero el trabajo de iluminación de los bosques me gustó mucho. Rodábamos en Vancouver en unos bosques maravillosos. Pusimos una especie de 'boina' de 400 metros cuadrados para cubrir la zona donde se desarrollaba el set, de manera que se creaba una luz increíble.
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