Viernes, 24 de febrero, sería un día como cualquier otro, si un amigo no me llama diciendo que tenía una reserva para la cena en el Chateau. Era el fin de semana los Oscar, así que pensé, estará lleno. Me preparé y fui. Dicho y hecho, el tráfico en frente del hotel era una locura y nos llevó unos 15 minutos para dejar el coche en el estacionamiento. Yo estaba rodando una de la parte de pre-Oscar en el bungalow, e incluso para aquellos que tenían reservas en el restaurante, al igual que nosotros, el acceso era difícil. Sin embargo, dimos el nombre en la lista y conseguimos llegar a nuestra mesa. Después de una maravillosa cena, decidimos ver el movimiento, tomando “blood” (apodo dado al vino tinto, en honor de mis vampiros favoritos de Twilight y Vampire Diaries).
El encuentro
Fue una gran coincidencia,estaba disfrutando mi vino merlot (blood), cuando mi amigo me da un codazo bajo la mesa. Prestó atención y casi muero cuando veo a Kristen Stewart y Robert Pattinson entrar en el restaurante, de la mano, acompañado por un amigo. Ella iba cabizbaja, la tapaba un hombre mucho más alto . Como Edward, siempre protegiendo a su amada Bella. Me quedé sin palabras, a pesar de que dan ganas de gritar (a veces tengo que recordarme a mí misma que soy un periodista, tengo 39 años y trabajo en el entretenimiento,tenía que frenarme, pero la voluntad es siempre una locura, por supuesto). Esa escena era tan perfecta y romántica como la que los actores protagonizaron en la saga Crepúsculo, me detuve por unos segundos. Para mi alegría absoluta (y casi la histeria) se sentaron cuatro mesas de distancia de nosotros. Yo, que estaba de espaldas, de inmediato me trasladé de un lugar para permanecer al frente de la pareja.
Así que se sentaron, una amiga rubia, que ya estaba en el restaurante, fue a saludarlos. Se sentó entre Kristen y Robert durante media hora y hablaron animadamente con la bella actriz. Mientras que K tomó Coca-Cola, R saboreó una deliciosa cerveza Stella Artois. La mejor parte es que estaban siendo atendidos por el mismo camarero, que sólo se dio cuenta cuando me llamó la atención diciendo que era super fan de los actores. El joven era amable y eficiente, no era un fan de las películas de vampiros … Es una lástima para él, pero nadie es perfecto, ¿no?.
Todo lo que quería era tomar una foto, pero no fue así y tuve que contentarme con grabar todo en la memoria. Vi el momento en que la amiga rubia de Kristen se levantó y luego se despidió con un fuerte abrazo. Ahora, Kristen se sentó junto a Robert, los dos charlaron e intercambiaron miradas todo el resto de la noche. Parecían muy contentos y emocionados. No los vi besándose, que no es de extrañar, pues los actores siempre han sido muy cuidadosos con su vida personal. No es raro en Hollywood, pero es necesario. La exposición ya es muy grande debido al trabajo que hacen, lo menos que podemos hacer es mantener su privacidad tanto como sea posible.
El trío salió del restaurante poco antes que nosotros (casi 2 horas) y se fue tan discretamente como entró. Fui al baño unos minutos después de que los actores habían salido de su mesa. Casi me caí cuando los vi en el vestíbulo. Ella es hermosa, llevaba una camisa a cuadros, pantalones largos y un zapato negro impresionante, hablaba con su amigo, mientras que Robert estaba en el teléfono preguntando por el coche. Una vez más, en ese momento, durante unos segundos pensé que estaba viendo una película con hermosas escenas de Bella y Edward, pero para mi placer me di cuenta de que el arte puede imitar la vida, pero la pareja sigue siendo más linda en el mundo real de lo que aparece en la pantalla.
Dejé el Chateau RADIANTE por haberlos encontrado. Soy una fan más de la pareja. De hecho, cuando vi por primera vez el panel de la Comic Con de San Diego, la promoción de ‘Breaking Dawn’ ya había amor en ellos:
Fue Kristen y Robert, los actores, lo que me hizo disfrutar de Bella y Edward, y no al revés.
El Chateau está siempre lleno de celebridades y eran las personas más famosas con las que me encontré allí, sin duda, pero lo que realmente me sorprende es su casual simplicidad y discreción. Jóvenes, ricos, famosos, con el nombre escrito en el paseo de la fama, lo tenían todo a flipar, pero no. Después de ayer, más que nunca afirmo que Kristen y Robert son gente como nosotros, cenando en el Chateau, disfrutan de la vida, tienen citas y conversan con los amigos. La próxima vez, espero ser parte de esta charla.
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