20 dic 2011

Editorial sobre Amanecer- La Noche de Walpurgis

Aaauismi

Mi hija anda como otros tantos miles de jóvenes en el mundo, encandilada con uno de los últimos pelotazos cinematográficos a nivel mundial, la saga de los ‘Crepúsculo o Amanecer’ que creo se llama el último titulo de esta serie de películas.
Por si no lo conocen la trama va de un triangulo amoroso entre una joven ¿normal, humana?  Y dos jóvenes con pinta de metro-sexuales, uno Vampiro y otro Hombre Lobo.
Antes de la próxima entrega la cosa ha quedado en el matrimonio de la chica con el Vampiro, a pesar del sólido amor que la profesa el Hombre Lobo, y el embarazo de ella que no sabemos si dará a luz un ‘vampirín’, un ‘humanín’ o las dos cosas.


A esta moda de la atracción por lo que antes daba terror, se une cierta fascinación por los zombies, pero también modernos, contagiados por no sé qué virus, que pasean sus caras y cuerpos desencajados por lugares donde los pocos sanos que quedan se afanan en acabar con cientos de muertos vivientes, que mira que parece difícil hacerles morir definitivamente. Hay ‘pelis’ y escenas, donde con un disparo vale y en otras se gasta un cargador de su arma y no hay forma.
Curioso -en estos tres casos el contagio- que el peligro esté en que te muerdan, si lo hacen date por jod…, aunque en una de las andanzas de Crepúsculo, me dice la niña de mis ojos, que la humana le pide a su amor vampírico que la muerda, para ser vampira y él no quiere… por amor.
Si no fuera por algunos matices esto me recuerda a lo del Polisón, aunque más que un triángulo amoroso me sale un poliedro como eje de la historia, pero seguro que en esta saga también alguien ha mordido.
Incluso he leído que uno de los juguetes estrella de la Navidad y difícil de encontrar son unas muñecas monstruo o ‘Monster’ que han dejado casi en el paro  a las ‘barbies’, pero no hay problema las fábrica el mismo.
Si Bela Lugosi o el mismo Jacinto Molina, conocido como Paul Naschy,  al que debemos un homenaje y que sin haber nacido en Burgos quiso que sus restos mortales quedaran aquí en nuestra ciudad, levantaran la cabeza, alucinarían.
Qué recuerdos en el cine de La Merced, hoy hotel NH, ese Naschy en ‘La Noche de Walpurgis’, convertido en Hombre Lobo con algún casi destape; qué transformación, qué pelos me le ponían en la cara y brazos, parecían sacados de brochas de pintar… y nos daba algo de miedo, sin duda por él y su capacidad para acongojar.
Ya nada es igual. Ni los vampiros, ni los hombres lobo ni el Polisón; ¿será por la crisis también?


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